miércoles, 1 de junio de 2011

La oposición, las Políticas de Estado y sus chances para el 2015

La profundización de la democracia requiere indudablemente que se discutan “Políticas
de Estado”. Ello es mucho más que un slogan vacío. Se necesita que la dirigencia tome
conciencia que es algo importante, serio, profundo. Sin embargo, la experiencia actual
muestra que para la oposición la “Políticas de Estado” es la simple enunciación de ideas
vagas y generales respecto a ciertos temas: educación (sí, primero educación porque
queda bien), salud (sí, claro, también queda bien), redistribución del ingreso (ídem),
seguridad (dependiendo el caso) y pacto fiscal.
¿Por qué estos enunciados vagos e imprecisos no se traducen en “Políticas de Estado”?.
En primer lugar, porque las “Políticas de Estado” requieren espacios de discusión en el
seno de los partidos políticos. Situación rara en nuestro país en donde la totalidad de las
fuerzas opositoras no cuenta con estructuras partidarias sino con encargados de prensa y
un lugar en la agenda de los programas televisivos. En segundo lugar, porque la falta de
debate interno y relación con sus bases, llevó a los partidos políticos a limitar su estrategia
a ponerse detrás de la ofensiva de la alianza agro mediática en el 2008. El intento
destituyente montado a partir de la rebelión fiscal de las patronales agropecuarias hizo
creer a la oposición que se le abría una oportunidad de posicionarse como administradora
de un proyecto sectorial que no hace al todo. Esto les impidió discutir ideas hacia el futuro.
Hoy es un buen momento para revisar el error de esa estrategia, ya que se inicia la
campaña electoral de cara a octubre, y si bien no tienen mayores chances de recuperar el
tiempo perdido en las elecciones del 2011, sí pueden tener una posibilidad en el 2015.
Es importante que cada candidato, cuando enuncia que está preocupado por la
distribución del ingreso, explique claramente a quién le va a cobrar más impuestos y qué
destino tendrán esos recursos. En su defecto, seguirá siendo todo declamativo.
Como se ha sostenido desde esta revista, la Argentina tiene una estructura productiva
desequilibrada. Existen unos pocos sectores con productividades mayores que otros, lo
cual genera fuertes brechas regionales, sectoriales y sociales. Esto hace imprescindible
profundizar las políticas que permitan reducir las brechas entre los sectores con ventajas
comparativas, hoy beneficiados por los buenos precios internacionales. ¿O acaso en los
países desarrollados los sectores industriales no financian a los sectores con desventajas
comparativas?
El crecimiento se traduce en desarrollo en la medida en que exista, por un lado, un ritmo
sostenido de aumento del mercado interno y, por el otro, un cambio de la estructura
productiva que reduzca dichas brechas. Partiendo de una estructura productiva
diezmada por la apertura y la financiación, el gobierno dio importantes pasos para reducir
las brechas sociales, a través del impulso a actividades generadoras de empleo. Sin
embargo, estas brechas existen en la medida que no sean reducidas las brechas
productivas entre empleos de baja y alta calidad, entre grandes empresas competitivas y
pequeñas empresas con técnicas rezagadas.
Esto abre una importante agenda de “Políticas de Estado” que la oposición debería estardiscutiendo más allá de las declamaciones. ¿Cómo consolidar lo avanzado? ¿Cómo
insertar aquellas buenas políticas aplicadas en una estrategia de desarrollo? ¿Cómo
salir de la trampa de especializarse en las ventajas comparativas en unos pocos
sectores? ¿Con qué tipos de políticas industriales? ¿Apoyando a grandes grupos
nacionales haciéndolos cumplir los planes de inversión local para que dejen de financiar
su multinacionalización? ¿Apoyándolos pero a cambio de empleo, inversión y
tecnología nacional? Pensar en “Políticas de Estado” requiere, en primer lugar, una
oposición que deje de defender los intereses de dos corporaciones como si fueran los
intereses de todos los argentinos. En segundo lugar, que rompa el esquema del
colonialismo cultural del "no se puede", de que Argentina quizás le de para mucho más
que ser granero de China o la góndola de las grandes cadenas de supermercado
europeas. LaArgentina tiene con qué dar batalla en esta nueva etapa y este gobierno ha
tenido la capacidad de entenderlo. Así lo demuestra la protección a sectores productivos
con las licencias no automáticas, el aumento al presupuesto de Ciencia y Tecnología, el
apoyo a experiencias de empresas estatales exitosas como INVAP, el financiamiento a
la innovación de las Pymes nacionales de maquinaria agrícola, los desarrollos locales en
biotecnología de empresas nacionales, entre otras experiencias que requieren ser
replicadas. Quizás reconocer estos avances no le permita a nuestros dirigentes
opositores estar en la tapa de un gran diario argentino ni a una foto junto al divulgador
latinoamericano del liberalismo más extremo del Mont Pelerin, pero sí profundizar el
debate democrático y recuperar la alternancia democrática en el 2015.
En este número de Entrelíneas de la Política Económica presentamos tres trabajos. En
el primero se explora el comportamiento desagregado del comercio exterior, tanto por
ramas industriales como por precios y cantidades según uso económico y grandes
rubros.Apartir de allí se podrán encontrar resultados inéditos para nuestra economía.
En el segundo se analiza el comportamiento reciente del empleo en el mediano plazo y,
en particular, el modo en que se afectó el mercado de trabajo a partir del año 2009.
En el tercero, se plantea el eterno debate de la relación fiscal entre nación y provincias,
repasando su historia y configuración hasta nuestros días.